¿Recuerdan que Bob Iger no quería contenidos que no alimentaran otras ramas de la compañía? Eso es la compra de Marvel
En una era en la que los grandes contenidos verdaderamente rentables son aquéllos capaces de crear sinergias en bienes físicos, crecer en parques o en shows de televisión, historias adaptadas a formas en las que el mero pirateo o el mero visionado de una película no lo es todo (exceptuando el 3D), en una era en que esos contenidos van a ser – siempre lo serán – escasos, quedarse con una cantera así, es un activo verdaderamente real. Marvel tiene deals con el resto de estudios y una vez vayan venciendo todo quedará en el reino de Mickey.
A muchas personas amantes del audiovisual y el cine les molesta o no terminan de comprender el peso que adquieren este tipo historias y personajes en la gran estrategia de contenidos y de emisión de cadenas y otros actores del sistema: desgraciadamente para historias y públicos minoritarios, la escala de estas empresas obliga a crear productos globales aceptados por públicos mundiales de múltiples edades y que su consumo exceda la propia historia. Las empresas de cómics hace tiempo que están concebidas para crear personajes, que las ventas de ejemplares importen un pito, y vender derechos al cine y compartir los ingresos por licencias. Justo lo que necesitan los estudios.
Y por rizar el rizo: el mundo del cómic de Marvel es, como decirlo, tan de gente de redes sociales…
P.D.: El asunto Bob Iger lo contaba aquí.
Recordarás que comenté la compra de terra. Telefónica no tenía que crear terra ni tener miedo de su aparición. Siempre estaba a tiempo de comprarla. Pixar, Marvel y lo que haga falta, siempre están a tiempo de comprar.
No podría estar más de acuerdo contigo, pero así es como funciona esta industria. Si deseas saber más acerca de filmax, puedes visitarnos.
Un saludo
No soy marvel-zombie, pero sí soy lectora devota de algunas de sus series, y creo que, además de las redes sociales _ 😉 _ nos caracteriza el amor por cierta narrativa en los márgenes. Cuando Ann Nocenti escribía Daredevil, este tuvo que luchar por los yonquis que vivían en las fábricas de su barrio, por ejemplo. Y yo, que me muevo en la información sobre discapacidad, todavía estoy esperando que alguien cree un relato tan intenso sobre la integración como el de Caliban, un miembro de los Nuevos Mutantes cuya mutación le causa poderes y, a la vez, una diversidad funcional intelectual.
Claro, que no sé si esas son las historias que crearán franquicia.