El cine es un negocio cruel. Años de trabajo para jugártelo casi todo en un fin de semana. La intensidad de la promoción del nuevo Torrente, con Antena3 y su grupo volcadas en llenar todos los medios de la presencia de una película que se estrenará con más de 600 copias en lo que es la única verdadera franquicia cinematográfica española, ha sido impactante. Mucha gente irá a verla, pero su juicio sobre éxito o fracaso no se medirá porque sea mucha, sino porque sea muchísima, la suficiente para justificar semejante estreno. Yo creo que a Santiago Segura se le siente la tensión, incluso en la relajación teórica que supone hacerse un show a medida con el hijo de Isabel Pantoja en Dónde Estás Corazón. La otra cara de la moneda la pone Carlos Iglesias, que acaba de estrenar Ispansi: en una entrevista afirma que se lo juega todo “a cara o cruz” en su segundo fin de semana. Prácticamente igual que Torrente, sólo que Iglesias tiene que luchar por la promoción despiadadamente y está peleando por crear una cadena de correos y twits para que se hable de su película. Y derive en entradas, claro.