Susan Campos tiene sus dudas. Pero el texto de Juan Carlos Tous que reproduce hoy El País es altísimamente sensato. Hay gente lúcida en el cine español, pero que muestren o puedan mostrar esa lucidez en público yo creo que son muy pocos y, de esos pocos, Juan Carlos seguramente es el que más. Por supuesto, la lucidez es un tema opinable y dado que se percibe al lúcido como lúcido cuando se está de acuerdo, pueden decir si quieren que es porque lo estoy. Aunque, daré alguna mala noticia: Juan Carlos y yo no estamos de acuerdo en todo, pero compartimos – creo – un núcleo central de consideraciones que sí considero comunes. Esencialmente lo que transmite en su texto: que los problemas de la distribución de películas requieren muchísimo diálogo y, como bien explica, «Internet presenta un nuevo modelo donde el espectador quiere elegir, el cuándo, dónde y el como verlo. Nos toca a nosotros adaptarnos». Ese nos toca a nosotros es importantísimo y es en lo que demuestra su lucidez y diferencia con el discurso imperante: no está dispuesto a ver cómo el mundo avanza sin él.
Posts tagged ·
Juan Carlos Tous
·...
Intercambiábamos comentarios Juan Carlos Tous y quien les escribe sobre Netflix y su valoración local. Juan Carlos me llamaba la atención sobre el uso incorrecto que se estaba haciendo del servicio norteamericano con toda la razón del mundo. Parte de la prensa y del mundo de los blogs abraza esta oferta como prueba irrefutable de que hay una alternativa ya organizada a la piratería local y que sólo la resistencia maníaca de una industria perversa (su perversión estaría en otros negociados) impide que se lleve a la práctica. Efectivamente, es desconocimiento de lo que Netflix hace: respeta las ventanas de exhibición por lo que muchísimo del consumo irregular actual no encontraría su satisfacción teórica, que lo quiere aquí y ahora. Ha puesto bajo demanda y online lo que antes no lo era, no obstante hay que esperar. Pero debemos fijarnos en otro detalle. Aunque ahora Netflix oferta series, el consumo online de series en abierto se hace, en EEUU, generalmente a través de Hulu y las webs de las propias cadenas. Y si algo corre con denuedo por los Ares y los Yonkis, son las series. Puesto que varias cadenas españolas importantes ya exhiben online sus episodios de producción propia nada más emitirse, incluso se están dando casos de estreno previo en la red, terminamos siempre en lo mismo: el centro del problema de la piratería se encuentra siempre en la gran industria del entretenimiento norteamericana, sin descartar las otras dimensiones de esta cuestión, que sigue estando repleta de ángulos sutiles.
Auri García, redactor del diario Ara, se dirigió a mi para consultar mi visión sobre el estado de la distribución online. También lo hizo con Juan Carlos Tous (Cameo, Filmin) y publicó una pieza muy basada en Netflix – al fin y al cabo, el paradigma ahora mismo – y Filmin, un servicio de filosofía de contenido completamente opuesta. El límite de espacio del formato papel fuerza a que los redactores deban adaptar tu aportación a las características de su relato y la mencionada limitación, lo que en otras ocasiones en que me han consultado otros diarios ha resultado en una mutación de lo que realmente se quiere decir. No es el caso y agradezco a Auri el trato exquisito y su compromiso en darme la oportunidad de ver los entrecomillados con anterioridad a la publicación. El artículo no está accesible en la red, pero dispongo de una reproducción en pdf. Con todo, siempre añoras que tus frases estén en un contexto más amplio hecho por ti y ser más detallado con los síntomas de que nuevas generaciones se planteen prescindir del cable normal para probar con servicios online o la complicación de obtener los derechos de los grandes títulos en condiciones de ser amortizados en un período razonable con los esquemas existentes, por ejemplo. Pero para esto tenemos blogs. Por supuesto, lo que dice Juan Carlos es mucho más interesante que lo que yo pueda decir.
Más agregadores para cine independiente
Comentarios desactivados en Más agregadores para cine independienteSi hace nada veíamos el lanzamiento de Fandor (lean el comentario de J.C. Tous, el jefe de Filmin sobre el tema), hoy NewTeeVee habla de la salida de Popcornflix, un nuevo agregador de cine independiente propiedad de Screen Media Ventures… que tira de su propio catálogo. ¿Qué es lo interesante? Que piensa globalmente (o eso dicen) desde el día uno. A Canadá pronto, aseguran. Y luego territorio por territorio por el mundo. La cuestión de interés – para mi – es cómo se puebla el escenario independiente aunque esta independencia es, quizá, menos artsy que otras. Si podrán ser tan universales. En este caso, además, es soportado con publicidad y no en pago por visión: Paid Content especifica que será publicidad intensiva, pre-rolls, midrolls, banners… y, por supuesto, entrada desde Roku o Boxee.
Este es un minipost vehemente, ruego me critiquen: aquí quiere alquilar o hacer streaming de películas hasta el tato. Se desató la veda. Las campañitas de relaciones públicas diciendo que vas a ser “el netflix español” ocultan la realidad de que el negocio de los grandes títulos, esas grandes series y películas que la gente encuentra en Seriesyonquis y Megaupload, están en manos de unas compañías – las grandes productoras y distribuidoras de EE.UU. – que van a crear sus propias estrategias de distribución digital sirviendo ellas mismas el contenido y tomando el dinero de aquí y de allá en un sutil aunque imposible juego de rentabilizar ventanas nuevas sin fastidiar las antiguas hasta que se fastidien solas. Se oculta que el volumen y poder de negociación de un Amazon, un Apple, un Netflix (que no sólo está en Canadá, sino que hay quien dice que tiene una estrategia latinoamericana) no es alcanzable seguramente ni para El Corte Inglés, que también le echa ojos a estas cosas. Añadan en la ecuación ventanas abiertas a través de Facebook y cosas parecidas: avisa Juan Carlos Tous de que Netflix va para allá. Verán que no menciono Hulu, ese experimento. Y que conviene separar en la reflexión el contenido premium del resto. No hay una vorágine por descargar películas malayas.
Una nota de Público en su edición de papel de ayer puede encontrarse en su web hoy (al menos, ayer no había forma). Refiere a un trabajo de Filmin por el cuál se han detectado 2.433 archivos en diversos sitios sin autorización. Anuncia en esa nota Juan Carlos Tous, el hombre de Cameo y Filmin, que el 85% de las solicitudes para que sea retirado han sido obedecidas. Como siempre, las dudas en este terreno son las mismas: ¿si no hubiera habido éxito habría habido extensión del archivo? ¿Cuántas personas ven y no terminan de ver porque no están interesadas? ¿Cuántas personas la verían sólo si no se paga, e incluso soportarían unos cuantos anuncios? ¿Cuántos visionados son, efectivamente, pérdida de quién ha realizado la inversión de quedarse con esos derechos? ¿Podría evitarse sí o sí? ¿Por qué el público prefiere una experiencia de baja calidad a la excelente oferta de Filmin que es, además, con precios más que asequibles? ¿Para cuántos es porque no lo saben? ¿Será más fácil con un televisor conectado? Queda mucho que resolver.