Un estudio libre sería aquél que emplea herramientas libres de producción destinadas a crear medios libres. Por “libre” entendemos el mismo concepto que emplea el software libre, aquél que proporciona las famosas cuatro libertades  y que, tanto cuesta explicarlo a pesar de los años que han pasado, no implica gratuidad sino accesibilidad. Cuando hablamos de derechos y propiedad intelectual en el mundo audiovisual, siempre estamos dominados por la cuestión de las descargas, una cuestión que suelo decir nubla y corrompe la calidad del debate social: por ejemplo, está la cuestión de  la desproporción del coste de los derechos sobre los costes reales de producción pero, también, la disponibilidad de herramientas para crear que no impongan más costes a la creatividad. En definitiva, el empleo de software de código abierto en todas las fases de postproducción, aunque la idea de libertad vista con perspectiva debiera alcanzar al hardware. En otras palabras, recordar que los propósitos de creación del derecho de autor y patentes tienen como fin la creatividad y la innovación mismas, no la protección de modelos de negocio. Estúdio Livre es la denominación en portugués (nacida en Brasil) de una idea que evoluciona desde la adquisición y posterior liberación del código de Blender (un software para el diseño de 3D). Fabianne Balvedi (f4bs, en familia) me pide en Cabueñes que difunda el concepto. Fabs tiene una idea asociada a ello: cree que el empleo de herramientas libres influirá en la estética de las producciones. Si es así, lo podemos poner a prueba con la serie sobre la Historia de las Redes que estamos desarrollando y que se está realizando enteramente con herramientas libres. Cuando esté, informaremos.