En el artículo original del Wall Street Journal que todos emplearon para descubrir la estrategia de YouTube no se menciona ni una sola vez la palabra premium. No obstante, algunos comentaristas norteamericanos sí emplearon ese término entrecomillado en un sentido verdaderamente relativista (“premium channels”) para referirse a la aparición de verticales de contenido por parte de YouTube, una expresión mucho más atinada. El diario El País, levantó las trompetas entusiasmado entrecomillando únicamente la palabra “premium” en el titular. Un poco más de mesura: es difícil definir lo que es premium, pero en la industria de los contenidos se suelen entender los grandes contenidos que justifican el abono a una cadena de cable, al pago por visión o al prime time: la diferencia entre la atracción importante y el nicho o el relleno. Borroso como es, el movimiento de YouTube, diga lo que diga el WSJ, estaba implícito con la compra de Next New Networks anunciada hace poco (aquí, mi comentario en su día). En realidad, es un movimiento para desarrollar la cola media de los contenidos e impulsar contenido original propio apoyando a los creadores que eligen YouTube como plataforma y no una competencia a Netflix, como estaba insinuando El País: comprar los derechos de una serie de Kevin Spacey y David Fincher sí es jugar en contenido premium, un vertical de noticias con valores de producción medios, no lo es. En cambio, los comentarios acerca de una posible entrada de Disney con toda su fuerza en YouTube sí sería el acceso de YouTube al premium content.