Vanitatis entrecomilla unas declaraciones de Paolo Vasile al respecto de la fusión de Antena3 y LaSexta: «Hay que celebrar que el río vuelve a su cauce. Existía la necesidad de estar en un sector ordenado y bien dimensionado ya que es un seguro de vida para las empresas y para los que trabajan en ella». La traducción correcta de seguro de vida es precisamente esa: que las televisiones no puedan quebrar. Perpetuar un modelo de actividad empresarial donde un duopolio rentabilísimo hace y deshace en un tiempo donde la tecnología permite otros escenarios: que haya empresas que no puedan quebrar es injusto e inmoral. Por cierto, es la misma crítica que algunos hacen a los bancos en momentos como éste. Es por eso por lo que una política de desarrollo audiovisual que verdaderamente piense en cosas como pluralidad, ciudadanía, etc. etc. debe tener como programa no la intervención (es decir, el reparto de favores entre clase política y empresarios con ventaja, propietarios exclusivos del poder de cobertura territorial de sus licencias) sino llegar a un escenario tecnológico donde el reparto de favores no tenga razón de ser. Que es lo que pasa cuando alguien pone un restaurante. O un periódico. Pero, sorprendentemente, incluso a los más fervososos defensores de la tecnología les resulta tremendamente chocante que las reglas pudieran ser iguales.