La obscenidad del reparto de licencias de televisión no es nueva, pero el último capítulo ha sido especialmente entretenido. Primero Mediaset se hace con las licencias en abierto de Prisa por pura rendición. Luego, en una segunda claudicación, Imagina se entrega a Antena3. Pero, el anteriormente llamado Tribunal de Defensa de la Competencia (que ni era tribunal antes, ni lo es ahora, es decir está a las órdenes del gobierno de turno) decide que la competencia peligra. Bueno, no es que peligre, es que no existe. Una cosa es que haya competición (a ver quién pilla más de la bolsa de publicidad) y otra que haya competencia: lo segundo implica que haya una significativa libertad de concurrencia. Tras decir que peligra, se monta un pollo. Si eso es lo que sale en público, imagínense el pollo en privado, en las llamadas y cenas donde el concurso de belleza que es la televisión (pública y privada) se arregla en función de quién la tiene más grande. La amistad, que dinero siempre hay para esto. Al final, todo se arregla, claro, no se esperaba otro final. Para la redactora de El País, el colapso del telestado del bienestar, se explica con palabras como “botín”, naturalmente más opinativas que factuales, aunque sea un botincillo que, por supuesto, también se reparte entre fuerzas que miden su eficacia por el tamaño de sus amistades. Este es el subproducto del orden industrial de la televisión que, con más o menos dignidad técnica y editorial (la de aquí, bastante más lamentable de lo que a cualquiera le gustaría), ha poblado y puebla el mundo: vestido de tintes paternalistas, estratégicos, propagandísticos y presuntos valores educativos y democráticos, el mundo basado en la escasez de espectro no genera ni el paraíso público que tantos esperan, ni un mercado en condiciones de ese nombre. La tecnología ha cambiado y la proverbial ausencia de pensamiento radical está plenamente ausente de la discusión social: si existe una tecnología que elimina la necesidad de crear cuellos de botella que impiden la libre concurrencia de cualquiera para producir y emitir imágenes y evita la necesidad de un mercado intervenido, ahorrando en el camino dinero de impuestos y evitando que políticos y empresarios terminen con la meritocracia que supone el libre mercado, ¿no habría que viajar hacia ella como programa por mucho que aún no se dé toda la infraestructura técnica? Y uno cree que son precisamente los que más creen en lo mejor que puede realmente hacer una televisión pública los primeros que debieran dar el paso para esa transición tecnológica nada inocente desde el punto de vista de las relaciones de poder.
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Telecinco en plan campeón
Comentarios desactivados en Telecinco en plan campeónAyer Mediaset mandaba hasta tres notas de prensa sucesivas aclarando y ampliando los datos de audiencia del cierre del mes de junio. Están arrasando. Lo interesante desde el punto de vista del negocio televisivo es lo siguiente: la suma de todos los canales que gestiona Mediaset ha alcanzado el 27,7%, que es algo más del 27% que constituía el límite legal para aceptar las fusiones. Son líderes en el conjunto del día, líderes del target comercial, no les queda nada para expulsar a La1 del liderazgo del mejor tramo publicitario del día. Cuatro es mejor sistemáticamente que LaSexta. Si la Sexta se fusionara con Antena3, quedarían bastante lejos las familias de canales respectivas. Y los temáticos quedan por delante de los temáticos de la otra gran cadena rival. Aunque ya se sabe que uno es partidario de que quiebren se compren y recompren todas las teles que sean, este final de las múltiples reformas televisivas realizadas en cenáculos ha conseguido, sí, que haya más series y películas en abierto; pero ha dejado a los mismos seguramente con más fuerza aún. Paolo Vasile se muestra como el gran gestor que es de televisión comercial (y dejad de rasgaros las vestiduras) y la vida pide a gritos que el negocio audiovisual sea un mercado de verdad y no una componenda en nombre de grandes palabras que no se resuelven porque se pongan en un papel y se diga que se deseen: independencia, calidad, pluralidad… Eso es producto del libre acceso de quienes quieran servir imagenes y no de diseños mágicos.