Anoche me tropecé con un editorial no muy lejano del número 865 de Cineinforme (es papel, no hay enlace). Su director, Antonio Carballo, comenta la aparición también reciente de un informe que, Enrique González Macho, presidente de la Academia, ha realizado sobre el “estado de la cuestión” del cine español. Un informe que se basa en entrevistas a los integrantes del sector y en el que no se dice, en el fondo, nada que no se sepa y, como ya advierte Antonio Carballo en ese editorial, nunca se hace. Cuando lo leí, tuve la misma sensación de cierto aburrimiento de leer siempre más o menos de lo mismo y de lo extremadamente trillado y socorrido del relato (en cuento dices que la piratería tiene la culpa de casi todo, los razonamientos terminan siendo poco luminosos). Pero leer a Antonio se me ha cruzado con la lectura de una nota de Varsavsky que relacioné ayer y que contiene otra perla, una perla que me sirve para explicar perfectamente bien por qué el informe es tan, en el fondo, decepcionante. Dice Varsavsky: «Aunque hay mucha gente que habla castellano, no hay muchas noticias sobre ciencia o ideas radicales escritas en castellano». Se refiere a blogs y medios sociales, pero esa es la esencia: todas esas páginas para que no aparezca en el debate industrial ni una sola idea radical. Cero pensamiento disruptivo, un conservadurismo profundo en el que parece que todo reside en hacer bien el statu-quo (una noticia sería, desde luego, que se hiciera por lo menos mejor) en un tiempo en el que el statu-quo está en fase no se sabe si terminal, pero sí desde luego de transformación hacia otra cosa.