Hace unas cuantas semanas inicié un chat con Nico Alcalá y entre pitos y flautas le dije que quería hacer un libro con el caso de El Cosmonauta. Nico dijo que le sonaba bien. Nos sentamos, le dimos dos vueltas a un par de consensos y a otro par de diferencias. Más o menos convenimos en que se trataría de una biografía vital, ética y empresarial del proyecto. Tenemos claro que el público se lo podrá descargar a su manera, que también habrá papel y que tiene que tener bellas ilustraciones. No tenemos claro otros detalles. Asumimos que tendremos que llegar al lanzamiento de la película. Tenemos un título provisional que por ahora es como si fuera el nombre secreto que escuché que las madres de algunas tribus ponían a sus hijos además del nombre con el que le conocen los demás. Si eso no es verdadero, le da un aroma épico contarlo así. El sábado pasado empezamos el relato. Por ejemplo, ya sé que es una historia de dropouts: tipos que dejan sus estudios para perseguir su sueño. Apunté: “Decidimos dejar de estudiar comunicación cuando a los alumnos del máster de la Complu les encargaron como proyecto de fin de carrera un trabajo sobre El Cosmonauta”. Unos buscavidas genéticos. Nos queda mucho trabajo.