Es la tercera culpable parcial de El Cosmonauta. La visión de las motivaciones y trayectorias de los tres creadores haría las delicias de los instructores de seminarios de liderazgo y equipos de alto rendimiento. Son complementarios de un modo atroz. Cuando pica el gusanillo del cine, lo normal es ansiar ser director. Da igual que se formen más directores potenciales que películas se hacen cada año, pero es emocional y un deseo que ha podido tener todo el mundo un segundo de su vida. Lo interesante es que de modo rápido los roles y ambiciones se han acomodado: tener claro que te sientes mejor escribiendo o en producción que dirigiendo parece una condición previa para el éxito. Carola aprendió a programar su VHS con cuatro años y desde entonces grabó todo lo que daban en Canal+. El día que vió Titanic descubrió que lo que quería era “construir un barco así de grande y hundirlo en una peli”. De momento, tiene un cohete.
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poética para cosmonautas
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Este sábado empiezo a tomar notas de la mirada de Bruno Teixidor, segundo culpable parcial del nacimiento de El Cosmonauta. Uno de los aspectos que me interesan para construir la narración, es conocer la procedencia de los inventores, sus mundos, sus trayectorias antes de llegar al momento cero: ese día en que se decide que hay que hacer una película pidiéndole el dinero a la gente. Lo que ahora parece casi natural y está en los debates de los creadores era, no hace tanto, raro y extravagante. Ellos puede que dijeran bizarro. Tan así era que «ni siquiera lo llamábamos crowdfunding». Tan desmesurado que Bruno recuerda ese momento diciendo «mis amigos son los primeros que no me van a dar dinero». En efecto, tardaron dos años.
Hace unas cuantas semanas inicié un chat con Nico Alcalá y entre pitos y flautas le dije que quería hacer un libro con el caso de El Cosmonauta. Nico dijo que le sonaba bien. Nos sentamos, le dimos dos vueltas a un par de consensos y a otro par de diferencias. Más o menos convenimos en que se trataría de una biografía vital, ética y empresarial del proyecto. Tenemos claro que el público se lo podrá descargar a su manera, que también habrá papel y que tiene que tener bellas ilustraciones. No tenemos claro otros detalles. Asumimos que tendremos que llegar al lanzamiento de la película. Tenemos un título provisional que por ahora es como si fuera el nombre secreto que escuché que las madres de algunas tribus ponían a sus hijos además del nombre con el que le conocen los demás. Si eso no es verdadero, le da un aroma épico contarlo así. El sábado pasado empezamos el relato. Por ejemplo, ya sé que es una historia de dropouts: tipos que dejan sus estudios para perseguir su sueño. Apunté: “Decidimos dejar de estudiar comunicación cuando a los alumnos del máster de la Complu les encargaron como proyecto de fin de carrera un trabajo sobre El Cosmonauta”. Unos buscavidas genéticos. Nos queda mucho trabajo.