Unas declaraciones recientes de Juca Ferreira, el último ministro de cultura del gobierno de Lula Da Silva en Brasil sugieren un intento de crear un mercado latinoamericano de cine. La información, propagada por la agencia EFE y que aparece en multitud de diarios latinoamericanos, no da muchos detalles de si son intenciones reales o meras propuestas intelectuales. Pero es interesante. En realidad, todo parte de la conocida queja por la escasez de espacio de las cinematografías locales frente a la producción norteamericana. Aquí debe leerse la producción norteamericana para el mercado de masas, no otras cosas más elaboradas. Una mirada a las cuotas de mercado de cada país corroboraría la cuestión de la misma forma que en España. Sin duda, esta idea de mercado único es atractiva y comercialmente de interés pero, en mi opinión, además de los conocidos problemas de falta de distribución, matices linguísticos o renta per cápita hay que lidiar con ciertos aspectos de la realidad: el hecho es que a la gente le gusta Hollywood y que si bien lo local compite bien cuando tiene la oportunidad (televisión) la orientación de las políticas cinematográficas nacionales es, en general, identitaria y condicionada por la preferencia del concepto de cine de autor. Una mirada a la reforma del INCAA argentino es una buena piedra de toque: la burocracia extraordinaria y la complejidad institucional que están teniendo que desarrollar para evitar la corrupción es deliciosa de leer. Me recuerda a algo cercano. Las películas que se hacen, al final, las decide un comité que pasa a otra instancia y se forma con estos y con aquellos… El mercado real, quedará lejos. El incentivo para abrir mercados, también. En realidad, uno cree que sólo una alineación de políticas de incentivo fiscal (como la brasileña o la mexicana) reduciendo dependencias de los territorios y que eso sea abrazado por compañías como Telefónica o América Movil, con intereses en todo el continente y que precisan vincularse a sus públicos en la nueva era de la comunicación, puede lograrlo. Si hay disrupción en la comunicación habrá que intentar algo diferente a lo que no ha funcionado, la protección de mercados y sus integrantes, y buscar entornos nuevos donde haya más espacio para competir. Pero ya se les ha metido Netflix. En China, mientras, el proteccionismo a ultranza (sólo 20 películas extranjeras al año) parece funcionarles para la conquista de mercados… en un movimiento que parece buscar el consumo de masas.
Posts tagged ·
América Latina
·...
Recibo un enlace a través de mis subscripciones a la Escuela de Redes de Augusto Franco. Esencialmente, recoge una serie de reacciones de los competidores en el terreno. Y merece la pena pensar sobre ello. La primera, es que con tanta lectura de enlaces americanos, se nos olvida que Terra es una potencia en vídeo online en toda América Latina y que va a ser un gran jugador (hace tiempo que le dediqué algunas horas al tema, voy a ver si reencuentro a mis fuentes): dispone de derechos y tradición. Tampoco olvidemos a Fox. La segunda, es que hay que tener catálogo, por supuesto, pero a todo el mundo se le olvida que lo último de lo último no lo tiene ni Netflix ni nadie a no ser que seas Cuevana. Y, tercero, Netflix no es tan conocido por parte del público convencional, algo replicable a España. Aunque demos por hecho, y lo será, que la atención mediática será grande, hay que recordar que muchos sitios de películas legales han visto la vida desde hace tiempo y poca gente sabe quienes son. Y una cuarta: acelera la competencia.
Como todo el mundo sabe, hace pocos días que Netflix anunció su presencia en América Latina empezando por Brasil y extendiéndose a 43 países más de modo posterior. Semejante hito se ha sentido de modo profuso en la tipología de las búsquedas que llegan a mi página. ¿Una prueba de la influencia de este blog? Juzguen ustedes mismos: de Venezuela, Argentina, Colombia, etc. no hacen más que llegarme visitas a partir de las combinaciones de palabras “porno en netflix” y “netflix porno”. La culpa la tiene esta entrada que titulé “Consecuencias de una red no neutral: del porno a Netflix pasando por Warcraft”. Obviamente, habrán quedado defraudados. Pero esa vieja máxima que sostenía que “the internet is for porn” parece que no decae. Cuando sea oficial la presencia española, que los síntomas se sienten por todos lados, ya les diré si tengo un nuevo revival de búsquedas tan plenas de interés por la anatomía humana.