Creo que, en esencia, lo más interesante o lo más importante era esto: la empresa más representativa de lo que son los medios tradicionales se presentó abrazando el discurso esencial de lo que fué ética blogger y, como si regresáramos al 2006 (o cinco, o cuatro o tres), parte del entorno convencional reaccionó exactamente igual que entonces lo hacía contra los blogs. Y es igual de risible hoy como ayer. La Sra. Huffington se puso a defender la link economy y Montserrat Domínguez, sin mover un músculo que infiriera duda, aseguró que es el valor de la reputación y visibilidad conseguida la forma de recompensar el esfuerzo de sus bloggers. El salto de denostar el choque de paradigmas a abrazar el nuevo paradigma es muy substancioso. Replicar los modelos victoriosos del mundo red para canibalizarse o recrearse uno mismo puede que sea un símbolo. La presencia ascendente (en el acto y en la casa matriz) de directivos y personas que han crecido en el mundo digital antes de ser profesionalmente reconocidos haciendo lo que hacían fuera pero ahora dentro de lo que antes refractario, sugiere que la mutación de las grandes organizaciones y productos del sistema puede producirse, al menos en parte, por la presencia acumulativa de personas que no tienen nada emocional que conservar. El paro, es un drama inmenso, pero todas las generaciones que empiezan a hacer algo han nacido conectadas y trabajarán para clientes que son como ellos. No hemos visto nada aún.