Hoy se ha anunciado que la FCC suprime la denominada “fairness doctrine”, un espacio regulatorio que buscaba la compensación ideológica de los contenidos por parte de los receptores de licencias de broadcast en EEUU. Es una cuestión más o menos similar en algunos sitios y que aquí nos ha dado por llamar últimamente como pluralidad en un ejercicio de cinismo legal bastante, si me lo perdonan, risible. La cuestión es que el mundo de la escasez analógica conllevaba una necesidad de regular los contenidos para que los beneficiarios contaran con todas las voces y, por supuesto, se respetara la moral y el buen gusto de… quien regula. Esa inercia sigue metida en las mentes de casi todos, visible en todos aquellos que protestan por la telebasura, los horarios regulados o la existencia de líneas editoriales de televisión que no gustan nada a sus opositores por muy minoritaria que sea su audiencia. ¿El argumento para su supresión? La obsolescencia. En el mundo de lo que también llaman broadband economy las barreras de entrada para tener voz se extinguen… seguir creando restricciones editoriales como las que, por ejemplo, en España obligan incluso a las cadenas privadas a repartir su tiempo informativo en tiempo electoral es tan extraño y provoca tanta perplejidad como la que en su día nos mostró Paloma Llaneza con el caso de los anuncios de prostitución. O como quienes sostienen (muchos, amigos) que la falta de conexión de muchas personas – cada día más una cuestión voluntaria y no técnica – es una justificación de una televisión pública que se debate entre vivir en la irrelevancia o la masificación: ambas conducen a su inutilidad, bien porque no se justifican, bien porque la sociedad civil (incluyendo su vertiente más obscena y de peor gusto) ya lo llevan a cabo sin costar dinero de los impuestos. El intento de intensificar la regulación morirá por su imposibilidad práctica y sospecho que veremos el camino a su reducción abrirse por doquier en una pugna intensa para mantener el control de las comunicaciones.
23 agosto, 2011 6:12 PM
1. Escrito por michael
24/Ago/2011 a las 3:04 PM
Gonzalo,
En la lista final de las regulaciones que suprime la FCC en nombre de la “deregulación”, no creo veremos la que multa a cualquier entidad emisora que deje de sustituir las palabras “shit” o “fuck” con un elocuentemente ridículo pitido; la regulación de “la moral y el buen gusto” se mantiene, y ya sabemos a instancias de qué lado ideológico. La “pugna intensa” empezó en los años ´60, cuando los ultras llevaron al tribunal supremo a la “Fairness Doctrine” y logró su primer gran éxito cuando se suprimió su implementación en el ´87, que creó el estilo mesiánico conservador que arrasó primero en radio, y ahora en cualquier medio, incluso en los podios del senado y del congreso americanos, que ha facilitado el reciente desastre del debate sobre el “el techo de endeudamiento” y sus consecuencias: tu razonamiento técnico es absolutamente acertado, pero la desaparición de la Fairness Doctrine (que además del balance ideológico, se dirigía a la corrección de los hechos que se citaban) lo ha hecho posible en USA simplemente mentir por las ondas, sin ningún miedo de contra-ataques. Y no es una cuestión meramente técnica (la idea de que se puede corregir estableciendo la otra parte su propio programa) porque el EFECTO de la ausencia de la Fairness ha influido directamente en el periodismo, influencia que se ha extendido a todos los medios, incluso internet.
No soy ni era partidario de la re-implementación de la Fairness (la ultra-derecha hubiera festejado cualquier intento) pero sí creo que la FCC se podría “modernizarse” en todo, algo que obviamente no va hacer porque deja en su sitio las reglas que moderan “el buen gusto”. Esta “de-regulación” es simplemente otra concesión a la derecha, no es un paso adelante, es un paso hacia atrás, que es donde éstos quieren llevarnos, directamente a los años ´20 del siglo pasado….
Sí, soy pesimista…..
Michael
2. Escrito por Gonzalo Martín
24/Ago/2011 a las 3:39 PM
Hoy creo que salen. Pero, sea cual sea el balance ideológico de los medios, es insostenible, aunque no guste. No hay código de conducta allá donde no hay barrrera de entrada. La desregulación supone ir a las leyes corrientes, sólo donde hay necesidad de introducir un gatekeeper se puede tener excusa para decidir qué se puede decir y qué no. Así que, cualquiera que sean los efectos, hay que vivir con ello. Es más abierto y los opuestos pueden contraatacar.
3. Escrito por michael
24/Ago/2011 a las 5:10 PM
Ojalá que fuera tan sencillo; hay otras decisiones, con la del tribunal supremo Citizens United, que lo complica todo. Todavía hay “gatekeepers” y protegen a la derecha, y el derecho a mentir abiertamente, sin decir nada del “derecho” de las multinacionales a entrar en el juego político en los medios, sin límites de dinero y sin tener que aclarar quienes representan, ni de donde viene el dinero. Todo forma parte del mismo plan….. No he visto todavía mucho comentario sobre este asunto, ese es el mayor logro, que esto se hace en relativo silencio, en agosto…. etc.
4. Escrito por Gonzalo Martín
26/Ago/2011 a las 7:21 PM
Sigue siendo lo mismo… No hay limites de dinero si quieren fabricar pan y tu también puedes. El verdadero nivelador viene de empoderar a que todo el mundo pueda (fin de barreras de entrada, que sí que las sigue habiendo pero cada día más bajas) y la otra forma es el proceso de disipación de rentas de la disolución de la “propiedad” intelectual. Sobre todo las patentes.
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6. Pingback por La última excusa de la televisión pública « Pulsiones
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