Pepe Cerezo me avisa de que Google+ incorpora el vídeo en directo a sus hangouts. Y recuerda que en un comentario en su página ya lo hablábamos. Era inevitable: tiene una lógica aplastante y, aunque ha habido varios intentos algo infructuosos de crear videochat con cierta capacidad realización y concebirlos como party o performance (recordemos el caso de Operator11 y su imitación extinta en Yahoo Live), hay que intentarlo de nuevo: llegar demasiado pronto a un mercado es una de las cosas más recurrentes en los negocios tecnológicos, me parece a mi. Pero, tras ello, todo el potencial del chat vinculado a los contenidos profesionales a los que Google se está dedicando con fruición. Google, Netlix, Hulu… las nuevas networks peleando por los mismos consumos de siempre entrando por el cable del teléfono y subvirtiendo el orden establecido. En fin, me marco una de gurú de cuarto de estar, en el primer trasteo del G+ ya le vi la gracia. Ahora, Giga Om le hace la cojopregunta al director de producto de YouTube Live y éste le dice que trabajan en ello: ¿te avisará el sistema cuando un amigo entre a ver un partido de fútbol en directo? Venga, apuesten. Siempre digo que el nuevo paradigma no es sólo donde quiera, cuando quiera, con el dispositivo que quiera, sino que hay que añadirle el con quien quiera.
Archive for
julio, 2011
...
Ayer, a propósito de la presentación de Twitx, recordaba la idea de la cuarta dimensión en salas. Y me decía que hacía tiempo que no hacía mucho seguimiento sobre el tema. Si antes lo digo… El Confidencial es un medio relativamente masivo y hoy le dedica un artículo larguito al asunto con tintes de haber descubierto el mundo. Es interesante porque, aunque sin dar fuentes y enlaces (caramba, y es un medio digital), asegura que las películas estrenadas con este método tienen recaudaciones y permanencias en taquilla mucho mejores: 50% más que el 3D y mucha mejor que las dos dimensiones. También dice que el espectador paga el triple. El epicentro de estas cosas es Asia – oh, la, là – ese mundo de videojugadores compulsivos, y se busca el salto a los EEUU: CJ 4Dplex es una compañía coreana que ya tiene salas montadas. Pero también hay canadienses. Y se relatan experiencias de asientos vibratorios y con movimiento, agua pulverizada y el regreso de remedos del Smell-O-Vision gracias a Robert Rodríguez y una nueva entrega de Spy Kids o el ya antiguo documental de Tom Hanks para el Museo de la Segunda Guerra Mundial de Nueva Orleans. ¿Alguien tiene años para recordar la sensación que provocó el estreno de Terremoto, en Sensurround? ¿Los que han ido a los parques de Disney no recuerdan esas salas con asientos móviles y escenas galácticas? Como sucede con el 3D la recuperación de viejas tecnologías puestas al día, tiene que someterse a la prueba de la creatividad para superar el efecto novedad. Y, como sucede con el 3D, alguien debe pagar la inversión para que haya donde poner estas películas. Y hay que contar con títulos que arrastren. Pero, por otro lado, son la forma de crear experiencias diferentes poco repetibles fuera de la sala convencional y que justifican el paseo, un precio y, sobre todo, un precio mayor. Para que no suene infantil únicamente, repasen la propuesta de Coppola, que no tiene asientos móviles ni olores y por tanto seguramente no catergorizaría como “4D”, pero estamos ante la misma esencia, acercarse más a la performance y no sólo a la exhibición: la cuestión para el análisis es plantearse si lo que tiene sentido es poner el acento en el control de la obra tradicional para respetar las ventanas o trabajar mucho más una concepción del producto donde la sala vuelve a aportar experiencias diferentes y diferenciadas realmente a las de otros consumos, que ahora casi todo se ve muy a gusto en la tele.
Lo que ha sucedido con Twitx, estaba más o menos anunciado: Coppola ya decía hace año y medio por lo menos que aspiraba a realizar una película cuya proyección fuera diferente cada vez, sea por la vía del montaje o por la vía del puro show. Quizá algo desordenadamente yo hablaba hace tiempo de la idea de la cuarta dimensión en salas, algo de lo que no veo hablar ultimamente. Twitx incluye performance musical en la sala (como en el cine mudo) y la participación de los usuarios que se ponen un careta (¿recuerdan el Rocky Horror Picture Show?) para un 3D reducido pero sofisticado, es decir, que no habría nada nuevo. La cuestión es si la proyección más interpretación, haciendo una visión de la sala de cine más teatral u operística es construible como un negocio a gran escala. O a otra más baja. El autor como estrella puede hacer giras, pero eso le reduce a una sesión única por día menos su descanso. Para autores minoritarios, perfecto. Para el cine de estudio, complejo. Pero la pregunta es ¿si Disney puede tener parques con casts permanentes con sus muñecos y personajes no es viable crear esas experiencias en salas? Es más caro, es obvio. Pero no hablamos de costes, sino de la evolución del entretenimiento. La lección de estas cosas es que, frente a lo que se dice, la cultura no se muere, tampoco el entretenimiento: evoluciona. Y puede que con menos barreras legales artificiales la transformación se acelere. Discrepo habitualmente con el gran Juan Herbera y otros amigos sobre esto: por mucho que Midnight in Paris sea un éxito, es un tipo de cine como el de Campanella o el cuento chino de Borensztein, que hoy se ve estupendamente en el televisor de casa. Y que una serie como están concebidas las actuales – ahora estoy reventando Entourage – es mucho más intensa y atractiva que la hora y media largas del producto clásico. Aunque nada muere del todo, siempre hay primacías.
La lectura de Isaiah Berlin plantea a los interesados en la historia de las ideas un interesante punto de vista sobre los conflictos políticos: los conceptos de libertad, igualdad y fraternidad, tan célebres y refugio corriente de los ideales colectivos, resultarían ser objetivos incompatibles entre sí. La igualdad absoluta termina con la libertad y la libertad total impide la igualdad, por ejemplo. Independientemente de la valoración que haga cada uno de la solución al problema, lo interesante es que la posibilidad de alcanzar la consecución de varios objetivos deseables simultáneamente pueda no ser posible. Aludo a este problema intelectual porque me lo ha recordado una cita que realiza la prensa al catedrático José Mª Álvarez del Manzoncillo sobre la televisión pública. Por experiencia propia sé que lo que te reproduce un diario no suele ser ni tu literalidad ni suele recoger el contexto como uno mismo lo haría, así que lo interpreto como lo publicado y no como la prueba irrefutable de un pensamiento. La cita es la que sigue: resulta que defendería una televisión estatal “de verdadero servicio público, de calidad, independiente, con un modelo de financiación estable y socialmente influyente”. Esta formulación es un clásico popular, pero yo defiendo que, por deseables que sean, son objetivos incompatibles en el entorno de comunicación hiperfragmentada actual, con el fin de barreras de entrada a la emisión y las opciones de un entorno de abundancia frente a otro de escasez: ser influyente socialmente suele implicar la pérdida de lo que llaman calidad, depender de una financiación determinada impide ser independiente, un verdadero servicio público no sólo es difícil de saber, sino que probablemente no sea influyente (¿trasmitir un torneo de bolos puede ser un servicio público a pesar de que lo vean cuatro?). Y así podemos seguir: la era de la comunicación en red es la era de la personalización, la televisión pública se construyó para la era de comunicación de masas, y se sigue juzgando su viabilidad y necesidad por una visión que ya, me parece, no es posible.
Paloma Llaneza teniendo que explicar lo obvio: “Lo que sorprende es que la misma Administración que ha descubierto Internet para “facilitarnos” el pago de impuestos, siga viendo la prensa como las gacetas decimonónicas, con su papel y su grapa”. El generalizado desconocimiento de lo que suponen las redes y el fin de los filtros de publicación no deja de sorprenderme cada día. Esta vez es sobre ese intento de prohibir los anuncios de prostitución en la prensa, anuncios rimbombantes de los políticos que, cualquiera que tenga vínculos con internet, sólo puede mirar con incredulidad y con vergüenza ajena. O viven en los mundos de yupi o te toman por tonto. No asumir que la información de quien ofrece estos servicios va a estar y está ya disponible con pocos clics hagan lo que hagan, es casi para pedir un examen neurológico. El fenómeno, suceso o forma de razonar – llámese como quiera al absurdo – puede trasladarse a los flamantes consejos audiovisuales cuya única forma de llamar la atención sobre su inutilidad es precisamente esta: pretender que un espectador, sobre todo infantil, está cubierto porque ellos pongan límites horarios. Toda mi vida me han contado lo de la resistencia al cambio y uno es consciente, pero vaya… Termina Paloma Llaneza: “Definitivamente, no hay nadie al otro lado. Cabe preguntarse si vivimos en realidades paralelas condenadas a no tocarse.”
El resumen de una intervención de Enrique Cerezo, según Cine y Tele, es la siguiente: “El Presidente de EGEDA afirmó que el cine español e iberoamericano tiene mucho que ofrecer a Estados Unidos, “un país donde los hispanohablantes censados superan ya los 45 millones”. Yo tengo una visión específica sobre esto, adquirida por una de mis actividades principales. En síntesis, con la orientación de la producción que genera el sistema español de incentivos es francamente difícil hacerse un hueco dentro de esa población, es decir, hay y habrá poco que ofrecer. No valen casos aislados casi milagrosos. Al espectador hispano de EEUU, sea cual sea la lengua que use, le gusta el cine de Hollywood. Son el público que más va al cine y su presencia demográfica es clave para garantizar un estreno de éxito en los mercados de referencia de EE.UU así como en el caso del cine familiar e infantil. Esto no se entiende en España por mucho que lo explicamos. Es un nicho tan poderoso que Lionsgate y Televisa lo quieren explotar con no demasiado éxito (por ahora) porque… aún no dominan las claves emocionales. Las películas españolas no tienen espacio si no se crea un marco jurídico y fiscal que incentive la posibilidad de tener distribución propia y productos que funcionen como Hollywood (esto implica que el inglés es básico) y eso es un salto mortal para una legislación que, así lo siento, sobreprotege un modelo pretendidamente de autor, favorece lo localista e incentiva la producción por encima del rendimiento. Por cierto, si la nota es fiel, no son 45 millones de hispanohablantes, hablamos de una población de origen latino de casi cincuenta millones y casi sesenta con indocumentados y con diferentes grados de asimilación al inglés.
Nuevos debates en Noticias Transmedia
Comentarios desactivados en Nuevos debates en Noticias TransmediaSemanas de stress, el conjunto de colaboradores de Noticias Transmedia ha introducido tres interesantes entradas que no había referido: vender literatura a través de camisetas que son algo más que una camiseta, las analogías entre el mundo orgánico y el mundo digital y la explicación de las jornadas Storyworlds across media que se han celebrado en Alemania este mes.
Verán, hay poquísimo de original en la cita que voy a añadir, aunque el artículo dice que es revolucionario: la cuestión de la marca personal está más que debatida y trabajada, el hecho de trabajar tu espacio social (si te consideras autor), también. Que se creen plugins y herramientas para añadir capas sociales a las páginas de los autores, tampoco es ninguna novedad. Pero la formulación tiene su enjundia (y se trata, en realidad, de un agregador temático de bloggers): “el autor es ahora la marca” y no el medio, quieren decir. Que se lo digan a Lars Von Trier. ¿Será por eso por lo que, por ejemplo, la portada de El País se parece cada vez más a una agregación de bloggers? Antes lo llamábamos firmas, es verdad. Esta redacción es más rotunda: los “autores tendrán que crear redes sociales a su alrededor para poder triunfar, y esas redes sociales podrían al final ser tan imporntes para sus audiencias como el contenido que crean los propios autores”. Al final lo que subyace es que Facebook no me los quite, que yo vendo la publicidad aquí. En las últimas semanas algunas personas me han indicado que me leen porque creen que les aporta, en su papel de autores, cierta luz de los caminos que se abren. Aparte de dar las gracias, tomen esta pista, que no es otra cosa que digitalizar el acceso a los seguidores. En fin, lo dicho, nada nuevo pero bien contado.
En una conversación con un ejecutivo del sector hace unos días, discutíamos mucho sobre la pesadilla de obtención de derechos por parte de los servicios online: no sólo costes, también su enorme dispersión, los esfuerzos de los servicios internacionales por crecer en dimensión europea. Repasando enlaces atrasados, me encuentro un green paper de la Unión Europea que sirve de input para una consulta pública que persigue, precisamente, esto: ver cómo se configura un sistema de organización de derechos en cierta forma paneuropeo, una vieja aspiración del mundo digital. La lectura del texto – con preguntas curiosas, como si se debe permitir a los gobiernos forzar el sistema de ventanas para contenidos financiados con ayudas estatales – me devuelve a una pauta permanente de los conflictos entre mundo informacional y mundo industrial: las redes de usuarios no entienden demasiado de territorios, las fronteras soberanas son una imposición de restricciones artificiales (no juzgo ahora su legitimidad) a los flujos reales de comercio y comunicación. El sentimiento que me queda es el de un sustrato de impotencia europeo ante la imposibilidad de un mercado único del entretenimiento por la suma de fragmentación jurisdiccional y linguística. La cuestión es si la idea de elevar a europeo lo que ahora es estatal armonizando políticas sobre cánones y otros sutiles detalles técnicos no es sino perpetuar esquemas que ya no son pero a más escala. Que, aún con damnificados seguros, casi se puede apostar a que es más eficiente frente a lo actual. Pero no se sabe si, simplemente, eso ya tampoco es lo que terminará siendo. En fin, es muy complejo todo.
Que el editorial del diario tradicionalmente mejor relacionado con las estructuras de poder del Partido Socialista Obrero Español termine diciendo sobre el caso SGAE “Ahora, no bastará con castigar, si así ha ocurrido, a administradores fraudulentos. Han de cambiar tanto personas como un trasnochado statu quo sobre la gestión de los derechos de autor” justo el mismo día en que le dedica a una fotografía a toda página al nuevo candidato a la presidencia del gobierno cuesta pensar que sea todo, todo, casualísimo, aunque siempre se dirá que la portada del domingo estaba decidida tiempo ha. Más si tenemos en cuenta las todavía más tradicionales relaciones que se dice que mantienen el uno y los otros, es como si los símbolos se confabularan para crear un destino. El detalle malicioso lo vería uno en eso de han de cambiar personas aunque, curiosamente, sean inocentes: no bastará con castigar. A buen entendedor… Si uno fuera un influyente cargo electo de la SGAE mirararía con cuidado lo simbólico del editorial de un periódico cuyos editoriales fueron algo más que simbólicos durante mucho tiempo: es como si me estuvieran diciendo “estamos todos hartos, haced algo u os lo haremos”.
En estos días se ha producido el lanzamiento de Friends&Family, una plataforma para realizar procesos de crowdfunding (es decir, las pequeñas donaciones realizadas por particulares para proyectos de otros particulares) por BBVA empleando, obviamente, su infraestructura bancaria. Uno se pregunta si no había un nombre menos geek (recuerden que la tercera efe es la de fools, clásico de las startups tecnológicas), pero es altamente astuto. No obstante, las primeras sensaciones son algo tristes: los proyectos de pequeños empresarios pueden verse machacados en las plataformas que han construido para poner en contacto a la gente ante la fuerza y la credibilidad en el movimiento del dinero que tiene un banco, a pesar de la baja popularidad de estas entidades en estos momentos. Supongamos que todas las entidades abren una, observemos que tienen redes internacionales. Pero así es la vida. Por otro, confirmaría una fuerza más de lo que JWT cree que es una de las tendencias de futuro: la hiperpersonalización. No es que JWT sea muy original, pero lo cuenta muy bonito y lo pone en el contexto de la publicidad y las marcas. En este reciente artículo refieren al uso de los cajeros automáticos para facilitar donaciones, en este caso de las clásicas, grandes entidades humanitarias, catástrofes etc. Los pequeños, en cambio, tienen como mayor problema romper el círculo de amigos y conocidos cuando lanzan un proyecto de recaudación por la red. Lo interesante de la suma de todos estos episodios es el crecimiento de la normalidad de la microdonación como vía para lograr los proyectos que uno desea y que tantas veces, al menos en la mentalidad local, se pretende que sean cosa del estado: lea aquí el arte y la cultura, eso que se iba a morir. Lo interesante es también la progresiva generalización de la estructura tecnológica para hacerse uno mismo la búsqueda del dinero.
Telecinco en plan campeón
Comentarios desactivados en Telecinco en plan campeónAyer Mediaset mandaba hasta tres notas de prensa sucesivas aclarando y ampliando los datos de audiencia del cierre del mes de junio. Están arrasando. Lo interesante desde el punto de vista del negocio televisivo es lo siguiente: la suma de todos los canales que gestiona Mediaset ha alcanzado el 27,7%, que es algo más del 27% que constituía el límite legal para aceptar las fusiones. Son líderes en el conjunto del día, líderes del target comercial, no les queda nada para expulsar a La1 del liderazgo del mejor tramo publicitario del día. Cuatro es mejor sistemáticamente que LaSexta. Si la Sexta se fusionara con Antena3, quedarían bastante lejos las familias de canales respectivas. Y los temáticos quedan por delante de los temáticos de la otra gran cadena rival. Aunque ya se sabe que uno es partidario de que quiebren se compren y recompren todas las teles que sean, este final de las múltiples reformas televisivas realizadas en cenáculos ha conseguido, sí, que haya más series y películas en abierto; pero ha dejado a los mismos seguramente con más fuerza aún. Paolo Vasile se muestra como el gran gestor que es de televisión comercial (y dejad de rasgaros las vestiduras) y la vida pide a gritos que el negocio audiovisual sea un mercado de verdad y no una componenda en nombre de grandes palabras que no se resuelven porque se pongan en un papel y se diga que se deseen: independencia, calidad, pluralidad… Eso es producto del libre acceso de quienes quieran servir imagenes y no de diseños mágicos.
Dice Diego Manrique en un muy interesante retrato de Teddy Bautista que la Sgae llegó a tener una discográfica que “no era competencia ya que esencialmente publicaba trabajos rechazados por el resto de las compañías”. No puedo estar más en desacuerdo con esa definición de competencia: si se dedica a producir discos, como hoy a gestionar teatros e incluso a gestionar estudios de grabación, y pese a las declaraciones de que no pretenden competir con nadie, es competencia. Se compite por trabajadores cualificados, por horas de servicio a precios que no tienen que soportar determinados costes. Sea el ejemplo para ilustrar la dimensión de una organización alejada de su naturaleza real, con una estructura que como mínimo genera preguntas filosóficas y jurídicas de alcance en un entorno sociológico como el de la sociedad informacional: los paradigmas de lo que es cultura, autoría y su reflejo en el comercio, cuestionados con verdadera autoridad sumado a un estado de opinión pública próximo a la revuelta social en las obligaciones que la Sgae se encarga de hacer cumplir… o de perseguir. Es sencillísimo hacer ejercicios conspiracionales con una cosa como ésta: la familia Botín primero, Teddy después; dos grandes zarpazos para la recuperación de simpatía electoral gubernamental. Ahora nos olvidamos de que los cineastas se las vieron en su día con esta institución y su dirigente más destacado, que incluso nuestra Ministra de Cultura se las vió y se las deseó. En el mundo del cine sólo se dice en susurros lo complicado que es Teddy. El canon, sin resolver, el reglamento de la Ley Sinde sin resolver… Sean el caballero o la institución inocentes o sólo un poco culpables, nada puede volver a ser igual: se ha abierto un melón de difícil solución. Pero quienes gritan alborozados porque esperan una nueva forma de relación social con Sgae no debieran gritar tanto: venga quien venga, que vendrá, no se aspira – mucho me sorprendería si fuera así – a cuestionar nada de lo esencial.
Sobre el recuento de los visionados online para las subvenciones
Comentarios desactivados en Sobre el recuento de los visionados online para las subvencionesLa norma que, por primera vez, contemplará los visionados online para ser computados de cara a las subvenciones del cine español penaliza los modelos de subscripción. No se computarían los visionados en los modelos gratuitos soportados en publicidad. Tampoco son visionados completos, sino un coeficiente. En general, la lectura sugiere más bien desconcierto y la prevalencia de esquemas mentales previos a la digitalización y que sugieren más la salvación de los esquemas clásicos que el gusto por inventar cosas nuevas. Mientras, los modelos de producción y distribución digital van consolidando sus formas de hacer: la referencia de Hulu o Netflix con sus servicios de subscripción baratos y amplísimos catálogos se amplía por doquier. Ayer supe de Databazaar, un Netflix de cine y series hindúes para el mundo por… 7,99 dólares al mes, el mismo rango de precios de los competidores americanos. Si adquieres la tarifa anual de Filmin, no llegas a los diez euros mensuales… El jefe de Electronic Arts dice hoy algo de este calibre: “El futuro de los videojuegos pasa por el navegador y los juegos gratuitos”. En resumen, los modelos de producción y distribución de entretenimiento pasan por estrategias de destinadas a generar flujos de ingresos de largo plazo por la vía del acceso o lo que rodea la experiencia y no por el consumo unitario de cosas que empiezan y terminan en su contemplación. Lo minoritario crece claramente hacia la involucración de los fans en la producción de la copia cero (dos nuevos casos interesantes, un documental sobre el músico Jason Becker y el mecenazgo en pequeñas donaciones del libro de Juan Pina). El cine español ya no era rentable antes de los usos irregulares generalizados y sólo era y es posible mediante una intervención pública privilegiada. Por tanto, ¿por qué no hacer cosas verdaderamente diferentes, si la excusa es la cultura? Por supuesto, el dinero de las ayudas se reserva para esquemas cinematográficos, pero la calidad de las propuestas creativas de video online sube y sube. Lo mismo alguien se empieza a preguntar por qué han de ser diferentes.